Al
escuchar el término Patrimonio nos remonta a lo económico o algo valioso que nos heredan nuestros padres, como dinero, terrenos o
bienes materiales.
María
Ángeles Querol en su libro Manuel de
Gestión del Patrimonio Cultural
nos dice que el patrimonio cultural es el conjunto de bienes muebles e inmuebles,
material e inmaterial, que se han heredado a través del pasado, por este motivo
debemos de conservarlo ya que es parte de nuestra identidad social.
Esos
bienes son productos del trabajo del hombre por eso para nombrarlos utilizamos
los conceptos “cultural” o “histórico”.
Es así
que la mayoría de los bienes de la naturaleza a los que nombramos como
“Patrimonio Natural” los denominamos también “Patrimonio Cultural” quizás porque los seres humanos no sabemos dar ningún
otro tipo de tratamiento y todo lo que hacemos la hacemos llamar “cultura”;
pero eso no lo convierte, a ellos mismos, los bienes de la naturaleza, en
“culturales”, sino que siguen conservando su definición original.
Como
es bien sabido un bien mueble es aquel que puede estar en movimiento, es decir,
cuya vida o conservación no este arraigada al suelo. Como ejemplo sería una
moneda antigua, una pintura de Leonardo Da Vinci, pero también un abanico, o
una antigua máquina de coser.
Los
bienes inmuebles sí que están ligadas al suelo, viven en él y no pueden ser
trasladados; en realidad, aunque una tecnología moderna y costosa lo
permitiera, el bien perdería con ello su naturaleza contextual, el paisaje
humanizado al que da forma y que le da razón. En esta ocasión, y siguiendo con
lo nuestro, el ejemplo propuesto sería un edificio antiguo.
Por
aparte, los bienes de carácter inmaterial, son invisibles y frágiles que tienen
que ver con canciones, bailes, rituales o fiestas, sistemas de comunicación,
modos de hacer, técnicas.
La
segunda definición en lo que nos referimos dice: “que hemos heredado del
pasado”. Así que vamos a partir de la idea de que ese pasado no tiene que ser
remoto, pero sí de ser “pasado”, es decir, los objetos o bienes materiales como
por ejemplo un libro en donde ya no se fabrican y están fuera de la circulación
industrial; en cuanto a los inmateriales, también vienen existiendo desde hace
tiempo, aunque estén en continuo cambio.
Al
haberlos “heredado”, algo heredado del padre incluso de la madre tiene que
haber al menos una generación entre quienes lo hicieron o lo inventaron y
quienes ahora vivimos. Sobre lo que sí conviene reflexionar es lo que
"hemos heredado del pasado" es también el propio pasado, es decir,
las decisiones que se tomaron en su momento sobre lo que se conservaría o no,
sobre lo que se destruiría o no.
En ese
sentido el patrimonio cultural actual es el resultado de una serie de
constantes cambios, construcciones y destrucciones, la mayoría de ellos
inconscientes respecto al daño que pudieron hacer a lo que ahora
consideraríamos elementos patrimoniales, que se han producido a lo largo
de nuestra historia.
Uno de
los principales estudios del concepto fue el profesor chileno Raúl Brañes
Ballesteros, quien estudió derecho en la Universidad de Chile, además de ser
Doctor en Filosofía en la Universidad de Roma y Doctor en Economía en la UNAM.
Quien comparte acerca de patrimonio, lo siguiente:
La
palabra Patrimonio que se emplea
comúnmente para designar el objeto de esos sistemas de protección, procede de
la voz latina patrimonium, que era
un término que se usaba para señalar el conjunto de bienes que una persona
había heredado de sus ascendientes. Es evidente que dicha palabra no fue
seleccionado al azar por quienes acuñaron la expresión “patrimonio cultural y
natural de la nación” cuando se crearon los respectivos sistemas de protección.
La verdad es que en su sentido etimológico permite que a través de ella se
evoquen no solo los bienes que integran el acervo cultural y natural de una
nación, sino que también de que dichos bienes habitualmente han sido
transmitidos de generación en generación dentro de esa nación. Sin embargo, la
palabra patrimonio tiene otros significados, que separan del estrictamente
etimológico. Incluso el mismo derecho moderno utiliza esta expresión en un
sentido que no tiene mucho que ver con sus orígenes. Esto ocurre en el derecho
civil, donde por patrimonio se entiende al conjunto de derechos y obligaciones
presentes o futuras de una persona que son susceptibles de valorizarse
pecuniariamente en otras palabras, el patrimonio es una mesa de bienes,
derechos, obligaciones y cargas apreciables en dinero, que confirman una
universalidad jurídica (Universitas Juris), y que no son otra cosa que el
resultado económico, real, virtual, o de un atributo de la personalidad… en
sentido figurado la palabra patrimonio se utiliza para a los bienes
propios adquiridos por cualquier título… es claro que estas dos
últimas nociones de Patrimonio no se acomoda al uso que se da a la misma
palabra en el terreno que ahora se está examinando… así, por ejemplo, las cosas
que integran el patrimonio cultural de la nación no son bienes, derechos,
obligaciones y cargas susceptibles de valorarse pecuniariamente. Por otra
parte, la relación de pertenencia entre la nación y esos bienes no implica
necesariamente que ésta sea su propietaria, en el sentido civil de la expresión
sino más bien que la nación tiene una potestad sobre tales bienes que le
permita regular el uso y disposición de los mismos… es importante hacer que,
sin embargo, el lugar preponderante que ocupa dentro de la cultura jurídica
dominante el significado civil de la palabra “patrimonio” ha generado cierto
rechazo al uso en la legislación de las expresiones “patrimonio cultural” o
“patrimonio natural”, que en realidad son utilizadas en ellas en contados
casos. Las mismas expresiones, empero, son empleadas habitualmente en el
lenguaje común.
De
acuerdo con lo que dice Brañes, es cierto que estos valores económicos o
conjunto de bienes deben de ser también derechos y obligaciones, ya que se
supone son de valor. Y que la nación o más bien, el sistema de protección que
se encarga de regular su funcionamiento los resguarde, esto, con el fin de mantener
su valor incalculable que tiene para el mundo.
El
patrimonio es definido como herencia generacional. A continuación se hace
mención de algunos conceptos no tangibles que forman parte de la identidad de
un pueblo: las costumbres, la ideología, el comportamiento, la religión, la
música, las artes, etcétera. Que a su vez se legitiman en una sola palabra: cultura.
En
términos jurídicos, el Dr. Francisco Arturo Schroeder Cordero señala que:
Por patrimonio cultural de
una nación, debemos entender a todos aquellos bienes muebles e inmuebles,
incluso intangibles, tantos públicos como privados, que por sus valores
históricos, artísticos, técnicos, científicos o tradicionales, principalmente,
sean dignos de conservarse y restaurarse para la posteridad.
Según
la aportación de Schroeder, el patrimonio no reserva únicamente a lo material o
tangible, sino también se debe de hablar de lo intangible, refiriéndose a este
como algo que no puede ser tocado. Es entonces que la relevancia del patrimonio
cultural recae en que es un acervo de conocimientos y técnicas que se
transmiten de generación en generación.
Pese a
su fragilidad, el patrimonio cultural es un importante factor de mantenimiento
de la diversidad cultural frente a un mundo globalizado. La comprensión del patrimonio
cultural de diferentes comunidades contribuye al diálogo entre culturas y
promueve el respeto hacia otros modos de vida.
Desde
otro planteamiento y de acuerdo a La
Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura
(UNESCO), en su apartado Patrimonio Cultural Inmaterial, señala:
El contenido de la expresión " patrimonio cultural" ha cambiado bastante en las últimas décadas. El patrimonio cultural no se limita a monumentos y colecciones de objetos, sino que comprende también tradiciones o expresiones vivas heredadas de nuestros antepasados y transmitidas a nuestros descendientes como tradiciones orales, artes del espectáculo, usos sociales, rituales, actos festivos, conocimientos y prácticas relativas a la naturaleza y el universo, y saberes y técnicas vinculada a la artesanía tradicional.
Esto
significa que el término Patrimonio abraza todas las manifestaciones culturales, que al final del día,
definen al hombre con su existencia. Interpretando la declaración de la UNESCO,
puede asegurarse que la música ranchera es patrimonio cultural, ya que cuenta con los
atributos necesarios.
Según
el estudioso boliviano y crítico de arte Pedro Querejazu Leyton, en su libro La apropiación social del patrimonio:
antecedentes y contexto histórico (2003), señala:
El patrimonio nos define como unicidad respeto a la otredad, nos ayuda al reconocernos en los elementos comunes pero diversos respecto al reconocimiento del otro.
El
hombre se ve reflejado en el otro, en su existencia, en sus manifestaciones
culturales, se reconoce. La co-existencia da pie a la valoración de lo que
somos y de lo que creamos como entes
proveedores de cosmogonías, hechos y aportaciones culturales que originan
patrimonios, tema que nos atañe.
Entonces
debería ser una obligación social que los hombres y todos los organismos
gubernamentales resguardarán todo patrimonio que represente la cultura mexicana
en el mundo, en este caso de la herencia musical ranchera de México.
Escuchar
música ranchera nos traslada a lugares y recuerdos, remontándonos a etapas históricas
entrañables. Trae a nuestro presente una herencia que nunca se ha ido y nunca
irá. Las canciones rancheras describen al México del ayer, su historia, su
arte, sus valientes hombres, sus bellas y hacendosas mujeres, la vida
campirana, e incluso la época de oro del cine mexicano. Quién no ha escuchado la canción México
lindo y querido, del gran Jesús Monge Ramírez (1910-1964), interpretado por
primera vez por el Trío Tariacuri en 1945 y posteriormente por el tenor
mexicano Jorge Negrete.
Voz
de la guitarra mía
Al
despertar la mañana
Quiere
cantar su alegría
A
mi tierra mexicana
Yo
le canto a sus volcanes
A
sus praderas y flores
Que
son como talismanes
Del
amor de mis amores
México
lindo y querido
Si
muero lejos de ti
Que
digan que estoy dormido
Y
que me traigan aquí
Fragmento
de la canción México lindo y querido.
La
canción México lindo y querido fue
proclamada hace algunos unos años como la canción mexicana del siglo XX. Esto
quizás se debe a que su letra llena de melancolía y orgullo a cualquier
mexicano que se encuentra radicando en el extranjero, quien no olvida a su
bello México. Pero esta canción no es la única que describe estéticamente las
costumbres de México, existen otras como: ay
Jalisco no te rajes de Manuel Esperón González y Ernesto Cortázar; canción mexicana (canción de dominio
público); la feria de las flores
escrita por Chucho Monge entre otras.